El Primer Ministro de Italia, Matteo Renzi, ha urgido a los líderes europeos a ultimar de una vez por todas los acuerdos del TTIP lo antes posible, insistiendo que “no poder cerrar el acuerdo para final de año sería para nuestro continente un auténtico gol en propia puerta –siendo esta probablemente la última oportunidad debido a las próximas elecciones presidenciales norteamericanas de noviembre de 2016-”.
Fue en esa conferencia organizada por el Instituto Universitario Europeo de Florencia donde Renzi se refirió explícitamente a la frustración que genera el lento avance de las negociaciones, que comenzaron hace ya casi dos años. Continuó diciendo que no es posible que los Estados Unidos de América esté cerrando acuerdos con el Extremo Oriente –refiriéndose al Trans-Pacific Partnership-, y que Europa, en cambio, se encuentre en una situación dubitativa sobre el TTIP. Es comprensible la posición de perplejidad e impotencia de Italia sobre las constantes pausas que están sufriendo las negociaciones del TTIP: Italia es un país con una economía fundamentalmente orientada a la exportación –desde la fabricación avanzada a los bienes de lujo, comida y vino; y se entiende el gran interés en sacar el máximo provecho e incentivar y reactivar de una vez por todas la lenta recuperación de su economía.
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