El Acuerdo sobre Tecnología de la Información (ATI) es el primer acuerdo de liberalización arancelaria que se negoció en la OMC tras su establecimiento en 1995. Este condujo a la eliminación de los derechos de importación aplicados a unos productos que en 2013 representaban un valor estimado de 1.600 billones de dólares y, actualmente en el comercio de estos productos representa aproximadamente el 10% de las exportaciones mundiales de mercancías. El ATI abarca un gran número de productos de alta tecnología, incluidos ordenadores, equipos de telecomunicaciones, semiconductores, equipos de fabricación y prueba de semiconductores, soportes lógicos, instrumentos científicos, y sus partes y accesorios.
El Director General de la OMC, Roberto Azevêdo definió este acuerdo como “Es un gran pacto: el comercio abarcado por este Acuerdo es comparable al comercio mundial del hierro, acero, y textiles y prendas de vestir combinados. Con este paso, los miembros de la OMC contribuirán a reactivar la economía mundial y pondrán de relieve la función de la OMC como foro mundial central para las negociaciones comerciales”.
El Acuerdo sobre Tecnología de la Información es exclusivamente un mecanismo de reducciones arancelarias. Todos sus participantes deben respetar dos principios básicos:
- Todos ellos deben reducirse a un nivel arancelario nulo
- Todos los demás derechos de aduana y cargas deben consolidarse a nivel cero
Gracias a que los productos abarcados por el ATI pueden circular libremente a través de las fronteras sin pagar derechos de importación, la industria de la tecnología de la información ha podido especializarse y beneficiarse de grandes economías de escala. Esta es una de las razones de la proliferación de redes de producción y cadenas de aprovisionamiento mundiales en el sector, que han traído una mejora de la productividad y la eficiencia en la industria.
Incluso los países que no son partes en el ATI se han beneficiado indirectamente de las oportunidades de comercio creadas no solo por la eliminación arancelaria que impone sino por las grandes economías de escala de las redes de producción mundial que se han desarrollado en los últimos años. Ello ha permitido disponer de productos más asequibles y de alta calidad y establecer nuevas industrias y servicios que funcionan gracias a las tecnologías de la información.
En términos prácticos, el Acuerdo sobre Tecnología de la Información ha contribuido considerablemente a reducir los precios de los productos de tecnología de la información tanto para los consumidores como para los importadores, y a disminuir los costos de los insumos para los exportadores de productos tecnológicos sumamente complejos.