En los últimos 60 años ha tenido lugar una expansión sin precedentes del comercio internacional. Después de la Segunda Guerra Mundial cuando el sistema del comercio internacional fue reconstruido las consecuencias ambientales de la integración económica no estaban entre las preocupaciones principales.
Pero el debate del efecto del libro comercio sobre el medio ambiente se reabrió “con las negociaciones del NAFTA, cuando la preocupación sobre el cambio climático, la extinción de especies o la contaminación industrial estaba creciendo”.
Hoy en día, existe una extendida preocupación acerca la competitividad internacional en importantes sectores económicos, especialmente aquellos intensivos en energía y llevan a cabo planes de reducción de sus Gases de Efecto Invernadero. (GEI).
En el comercio internacional existe un proceso implícito de intercambio, que requiere que los bienes sean transportados desde el lugar de producción al posicionamiento en los mercados internacionales.
Dado el paradigma de crecimiento actual, resulta urgente desarrollar cadenas logísticas más competitivas y más sostenibles en el tiempo. En las cadenas logísticas se integran cada vez más procesos de producción que vinculan a las economías desarrolladas, en transición y en desarrollo, y la sostenibilidad pasa a ser especialmente importante.
Por tanto, las cadenas logísticas deben operar en diferentes contextos económicos, sociales y ambientales y dado los retos existentes y los objetivos de desarrollo sostenible, competitividad y beneficios, existe una relación entre sostenibilidad y eficiencia. El concepto de sostenibilidad está directamente vinculado al de responsabilidad social de las empresas, considerado como el compromiso continuo por parte de estas de contribuir al desarrollo económico a la vez que se mejora la calidad de vida de la comunidad y de la sociedad en general.
Las emisiones de GEI procedentes del transporte contribuyen de manera importante al cambio climático. Las mercancías pueden ser transportadas por carretera, ferrocarril, agua o aire donde el transporte marítimo es el que más se utiliza para el comercio internacional.
Según la OECD (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) “el crecimiento hacia el 2050 de los viajes por caminos y trenes de pasajeros en el mundo irá del 120% al 230%” y “bajo el escenario de la liberalización del comercio multilateral, la carga mundial aumentará 380% dando paso a emisiones de CO2 15% más altas que en el escenario base”.
El Foro de Transporte Internacional arrojó, el pasado miércoles 28 de enero en la sede de la OCDE en París, unas conclusiones muy interesantes en cuando el crecimiento en las cargas internacionales en el plano medioambiental: “(…) las emisiones de CO2 procedentes del transporte de carga habrán crecido un 290% para el 2050 además, este tráfico habrá reemplazado al de pasajeros como principal fuente de emisiones contaminante.
¿Estamos preparados para hacer frente a este reto medioambiental?
Acompañamos a compañías de todo el mundo en nuestra misión por ofrecerles una movilidad más inteligente, sostenible y segura en el comercio internacional. Y no encontramos una fórmula mejor para hacerlo que estando siempre ahí.
