Entramos ya en los años veinte y en comercio internacional, las reglas del juego siempre dinámicas y cambiantes se siguen redefiniendo.
Dos grandes cuestiones que arrastramos de forma preocupante durante los últimos años continúan siendo foco de atención en el comercio: BREXIT y guerra comercial entre EEUU y China. Estas circunstancias, entre otras, a citar los múltiples acontecimientos político-sociales que hemos vivido durante 2019, han mermado el crecimiento económico y un escenario de ralentización de la economía mundial, con distintas intensidades, parece la mejor definición de la situación actual.
Los titulares son quizás los mismos que el año pasado en estas fechas, si bien los hechos acaecidos en el
último trimestre del año han mejorado las expectativas. BREXIT habrá, pero el Acuerdo con la Unión Europea es más que probable y más allá de los trámites aduaneros, con procedimientos simplificados de gestión para las empresas en el Reino Unido, no se prevén costes arancelarios importantes que distorsionen los flujos comerciales con la zona. Entre el 1 de febrero y el 31 de diciembre, la Unión Europea y el Reino Unido deberán definir el Tratado Comercial en tiempo récord. Todo un reto.
La suspensión a principios de diciembre de una nueva imposición de aranceles y el retroceso de algunos impuestos en septiembre ha sido un anuncio esperanzador al conflicto EEUU y China. Sin embargo, observamos estos anuncios con cierta prudencia, debido a los condicionantes y cumplimiento que cada una de estas medidas implica, con el añadido de que 2020 es un año de elecciones en EEUU. Somos conocedores que la estrategia comercial de ambas potencias está supeditada a la inversión, los cambios geopolíticos, la política monetaria, la voluntad de liderar la tecnología a nivel mundial y el control de los datos. Noticia positiva sí, pero cautela.
Europa también se ha visto afectada este año por políticas proteccionistas viendo incrementados los aranceles en EEUU fundamentalmente de productos agroalimentarios– aceite, galletas, vino y quesos -, las denominadas “gourmet tariffs”. También deberemos estar atentos a la respuesta de la Unión Europea a esta medida y la evolución de las denuncias de la Unión Europea ante la OMC, dirigidas al sector aeronáutico y con posibles efectos sobre otros sectores estratégicos, como el automovilístico, que ya presenta dificultades en Europa.
Así pues, BREXIT y las relaciones comerciales EEUU y China van avanzando desde la incertidumbre absoluta a la definición de las nuevas relaciones comerciales. Ambas cuestiones incluso podrían confluir en las negociaciones comerciales del Reino Unido, con Europa por un lado y con EEUU por otro.
A destacar la adopción en 2019 de los Acuerdos Comerciales de la Unión con Japón y Singapur, esperando que se vayan consolidando los flujos comerciales con estos relevantes países del continente asiático. Dado que se prevé que las economías asiáticas de media tripliquen el crecimiento de las occidentales, es relevante favorecer la entrada de nuestros productos en estos mercados.
Esperamos en 2020 ya a Vietnam. Continúan también los trabajos de negociación con Australia, Nueva Zelanda, Indonesia y Filipinas, así como la modernización de los acuerdos con México, Chile, Túnez y Marruecos. También se espera un acuerdo de inversión con China.
Y para concluir, la industria y el comercio, independientemente de los pulsos comerciales, deberán condicionar su estrategia en un marco, que debería ser global, de consciencia en la consecución de los objetivos medioambientales y la utilización de la tecnología (5G, inteligencia artificial, robótica, biotecnología), con la correcta regulación del tratamiento datos. Otro reto que 2020 parece que afrontará con avances importantes.
Observando este escenario y atentos a cualquier cambio que se produzca, un año más, los acompañaremos en la gestión de la cadena logística internacional, potenciando nuestros valores de eficiencia, sostenibilidad, conocimiento y cumplimiento normativo.